El dolor siempre cumple lo que promete
Germaine de Staël
Dentro de las relaciones sadomasoquistas, a las cuales ya nos hemos referido en este espacio, el Dom tiene gran parte de la responsabilidad y por ello dedicamos este texto a tratar algunos tipos de pautas básicas para aquello que se están iniciando en esta práctica o desean hacerlo.
En primer lugar, señalar que, los sumisos de un Sádico van a ser, en su mayoría masoquistas, pero no todos los Dom del masoquista tienen por qué ser Sádicos. Esto supone un esfuerzo extra en el Amo que escoja a un masoquista como sumiso. No todos los Dom están preparados para tener a un masoquista como sumiso. El trabajo añadido que supone esta relación en cuanto a atención y atenciones, puede llegar a hacerse plantearse al Dom quién es verdaderamente el masoquista.
Así que se proponen una serie de consejos elementales que son útiles a tener en consideración previamente a que decidas escoger a un sumiso masoquista.
Máximas básicas para el Dom del masoquista
1. Antes de escoger a un masoquista como sumiso, asume y ten claro que va a ser un sumiso que va a precisar de más dedicación y esfuerzo que otra tipología de rol. Debes tener claro que esto es lo que deseas. Una vez que estés en la relación no podrás relajarte en cuanto a atención se refiere. Advierte que eres el responsable de la integridad y seguridad de una persona.
2. Debes de ser escrupulosamente RESPONSABLE. Si eliges un sumiso masoquista tienes que comprometerte contigo mismo y con el otro, en salvaguardar su integridad por encima de todo, incluso de tus prioridades y deseos.
3. Establece un consenso rígido en el que tu sumiso tome parte activa. No escojas a un masoquista como esclavo en las primeras sesiones. Elije con cuidado la palabra de seguridad y comprueba que ha quedado clara y que tu sumiso la va a recordar. Asimismo, es conveniente que se acuerde otro método de seguridad como el palmeo.
4. Tómate tu tiempo en conocer a tu sumiso. No quieras hacerlo todo a la vez ni realices sesiones muy seguidas en el tiempo, aunque tu sumiso te lo solicite o, aunque tú lo desees. Los masoquistas pueden no tener conciencia o no informar de consecuencias derivadas de las sesiones. Estas pueden originar lesiones graves si el espacio entre las sesiones no es suficiente.
5. La comunicación con tu sumiso masoquista es de VITAL importancia. Intenta que tu sumiso te proporcione feedback previa, durante y tras la sesión. Es importante estar en continua comunicación durante las sesiones. Esto te ayudará a saber guardar los límites y detectar si algo va mal. En este sentido, no es aconsejable el uso de mordazas ni bozal o, al menos en las primeras sesiones. Si se utilizan, deja libre las manos para que el sumiso pueda palmear. NUNCA uses mordazas y ataduras a la vez con un masoquista.
6. No dejes de prestar atención al estado de tu sumiso. Los masoquistas no son como el resto de los sumisos. Es posible que algunos no se quejen o no se aparten ante la aplicación de dolor. Asimismo, es posible que no digan la palabra de seguridad si no son conscientes de que están sufriendo un daño real. Debes de atender al estado de tu sumiso durante toda la sesión. Esto supone que tienes que realizar un esfuerzo mayor en las sesiones con un masoquista que con otro sumiso. Asimismo, debes prestar atención si el sumiso entra en el subespacio, ya que, seguramente, no será capaz de decir la palabra de seguridad ni realizar gesto alguno. En este caso tienes dos opciones: mantener la intensidad del dolor o dejar de aplicarlo. Por lo general, en la primera opción mantendrás el estado del sumiso, mientras que, si optas por la segunda, irá desapareciendo paulatinamente. Un Dom experimentado y con mucha usanza con el mismo sumiso, puede extender la intensidad del dolor, incrementando, asimismo, la intensidad de sensación y tiempo en el subespacio. Esta práctica no se debe realizar si no se conoce a la perfección al sumiso. Hay algunos Dom a los que no les gusta que el sumiso caiga en el subespacio (Sádicos, en su mayoría, porque hay que ser cabrón). Para ello, lo más recomendable es que lo muevas, lo reanimes y cambies de estimulación (advertencia: al sumiso esto último no le va a hacer gracia).
7. Considera que deberás esforzarte de modo especial con tu sumiso masoquista si lo quieres complacer. Si en tu relación con tu sumiso, buscas complacer al mismo, debes lidiar con el problema de que éste desarrollará cada vez más tolerancia al dolor. Esto se traduce en planificar las sesiones de modo que sean satisfactorias para el sumiso pero que, a su vez, no pongan en peligro su integridad física.
8. No te vengas arriba. No intentes demostrar tu competencia administrando un dolor que no estás seguro de que tu sumiso pueda soportar. Si lo que deseas es complacer a tu sumiso, ve aumentando la intensidad del dolor en sesiones espaciadas. Tómatelo con calma. Si lo que pretendes es demostrar más autoridad con tu sumiso masoquista, no es necesario acudir al dolor. La soberanía no se demuestra haciendo daño, sino ganándose la respetabilidad.