Hay gente muy leída, que sean cuales sean sus actos, tan solo abren la boca para repetir aquello que han leído. Poseen una capacidad impresionante para conformar realidades mediante literales afirmaciones ajenas, las que almacenan en innumerables cantidades para todas las ocasiones. Como si de cartas LCG se trataran. Sin aporte personal alguno.
Todo está hecho, todo está dicho. Creo que es positivo recordarlo, pero mejor aun es explicar los procesos personales que trazan las trayectorias conformadas por esos elementos ya tan conocidos y repetidos, pero organizados y conectados de una forma distinta, autentica y personal, pues solo ahí encontraremos algo nuevo, un verdadero aporte a la evolución del pensamiento, una nueva influencia de la que nutrir nuestro pensar, para poder, con esa nueva combinación de elementos, hacer exactamente lo mismo, con nuestra nueva pincelada personal, e influir así al siguiente pensante que sienta esa misma inercia creativa.
Sin límites definidos por la consciencia.
Sin miedo a caer sin esas muletas intelectuales de nombres célebres y populares que tanta respetabilidad social otorgan.
Salir del Camino.
Caos en movimiento.
Evolución.
Estoy cansado de encontrar a los autores celebres en los demás, y que los demás no se encuentren ni en sí mismos (Aunque ellos así lo crean).
No encuentro al pensante, al procesador y sublimador de sentires, al creador de nuevas combinaciones de elementos, de ideas, de nuevas perspectivas vitales, de nuevas semillas para nuevas realidades, para nuevos futuros, para nuevas vidas.
No encuentro a la persona que sin darse cuenta, ha desaparecido bajo capas y más capas de currículos filosóficos, ya sean libros, grados de órdenes o títulos universitarios, convirtiéndose en nada; una copia; un cero; un energético muerto con una gran respetabilidad social.
Sé que existe el otro lado, porque afortunadamente lo he encontrado en escasas ocasiones, complaciendo mi búsqueda de ese “algo más” con esa pincelada de evolución, pero me apetece señalar algo que últimamente encuentro repetida y cansinamente en redes.
“tal dijo tal y pensaba tal, y el otro demuestra tal apoyado en pascual, te lo digo yo que tengo cuatro títulos universitarios, soy grado 69 de la orden del filipino dorado, gran maestro del camino secreto y selecto que todo el mundo conoce, y miembro de la liga de las sombras bajo la manta de mi cama.”
Muy bien. Bravo.
¿Y quién eres tú?