Detrás de cada cosa hermosa, hay algún tipo de dolor
Bob Dylan
El tema de premios y castigos es algo básico en las dinámicas BDSM, si bien es cierto que la mayoría de los Dom y sumisos no entienden esta práctica como los sumisos masoquistas.
El BDSM se alimenta en gran medida del protocolo, pero también lo hace de la disciplina. Ante la ausencia de estos dos elementos, no estamos tratando de BDSM, sino de vainilla con cosas.
De este modo, la utilización de los premios y los castigos en las sesiones es algo casi inherente a la práctica. Este tipo de recursos se mantienen de modo más o menos frecuentes en función de la dinámica que se establezca.
Así, entendemos por premio o castigo lo siguiente:
-Un premio es un estímulo agradable que debe aplicarse cuando aparece una conducta que consideramos correcta en nuestro sumiso, con el fin de aumentar la frecuencia, intensidad o duración de este comportamiento.
El premio puede ser positivo o negativo. Es positivo cuando se realiza una conducta que le resulta agradable al otro. Es negativo cuando se elimina una conducta que al otro le es desagradable.
–Un castigo es un estímulo aversivo que debe aplicarse cuando aparece una conducta que consideramos incorrecta en nuestro sumiso, y tiene por finalidad eliminar y/o reducir este tipo de comportamientos.
El castigo puede ser positivo o negativo. Es positivo cuando se realiza una conducta que le resulta desagradable al otro. Es negativo cuando se elimina una conducta que al otro le es agradable.
Este planteamiento, y el modo de ponerlo en práctica, parece simple. Es decir, si quiero premiar a mi sumiso únicamente debo hacer algo grato para él y, para castigarlo, pues hacer algo que no le guste. Bien, pues no es tan sencillo.
En primer lugar, se debe de conocer extremadamente bien al sumiso para saber qué tipo de premio utilizar. Y gustos, colores. No es adecuado utilizar un premio o un castigo que funcione para nosotros, porque tiene que funcionar para el otro. Además, es importante que el premio se aplique lo más inmediatamente posible a la conducta que se quiere reforzar, y debe ser, asimismo, equilibrada. Es decir, el premio debe ir en concordancia con el comportamiento y proporcional al mismo. No es adecuado dar un gran premio por un comportamiento mediocre, ni al contrario. Un premio puede ir desde una mirada de aprobación hasta un reconocimiento verbal, o darle una galletilla si es tu mascota.
Con el castigo sucede lo mismo. Debes de conocer a tu sumiso para saber qué tipo de castigo emplear. Al igual que ocurre con el premio, debe ser proporcional al tipo de conducta que se quiera sancionar y realizarse lo más inmediatamente posible a la conducta indeseada. El castigo puede variar desde regañar hasta aplicar instrumentos de impacto, ya en función de las fobias ajenas.
Pero el asunto del premio y del castigo sigue sin ser tan simple. Vamos a ver qué ocurre en la práctica cuando tienes un sumiso masoquista. En estos casos, los Dom tienen un problema. Y es que un sumiso masoquista da mucho que hacer. En este contexto se puede poner como ejemplo el pretérito, y ya conocido por todos, chiste del sádico y el masoquista por su contenido gráfico:
Masoquista: Pégame.
Sádico: No.
Pues esto es lo que ocurre. Un premio, para un masoquista, será tal. Pero, ¿y el castigo? En estos casos se convierte en premio. Si es un sumiso al que le gusta la humillación, le agradará que le regañes o degrades. Si es un sumiso al que le gusta el dolor, le agradará que le apliques instrumentos de impacto. Para desventura de los Dom, los sumisos masoquistas suelen deleitarse tanto con la humillación, como con el dolor. De este modo, muchos de los castigos que se quieran aplicar pueden ser premios.
¿Qué podemos hacer, pues, con nuestro sumiso masoka? Depende de cada persona. Una estrategia universal puede ser privarlos de contacto físico o negación del orgasmo. El castigo que se utilice en estas situaciones dependerá de cada dinámica y de las fobias y filias del sumiso, como ocurre con el resto de las situaciones, pero con el inconveniente de que en esta circunstancia tendremos que prestar especial atención de no proporcionar algo contrario a lo que deseamos.
Suerte.
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