Por Azazel Ibn Sheitan
Sacerdote
Templo de Satán Chile
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“No basta que la acción tenga un carácter determinado para que la conducta sea justa o buena; es preciso también que el hombre actué de un modo determinado ante todo, que actúe a sabiendas; en segundo lugar, que proceda en razón de una decisión consciente y que prefiera esa acción por sí misma; finalmente, que actúe desde una posición firme e inquebrantable”
(Aristóteles, Ética a Nicómaco)
Cuando hablamos de Ética, intrínsecamente debemos establecer un vínculo estrecho con la Moral, puesto que ambos conceptos están fuertemente relacionados entre sí. Sin embargo, en este artículo solo abordaremos el primero, debido a que lo señalado como “moral” e “inmoral”, como fue en su momento lo “normal” y “anormal”, tienden a ser valorados bajo cierto sesgo religioso-conservador., el que trataremos en un próximo escrito, a través de este valioso espacio académico-satanista como es Limina Carnis.
Con el paso del tiempo, las acciones humanas han sido reguladas socialmente a través de contratos. Dichos convenios comunitarios han delimitado el actuar del hombre, quien en su avance evolutivo “a veces (ha sido) mejor y más a menudo peor que los que caminan a cuatro patas (…) (Convirtiéndose en la mayoría de las veces) en el animal más terrible de todos” [1]. Un verdadero homini lupus homini [2] como expresara Thomas Hobbes en su obra El Leviatán, escrita en el año 1651.
La ética y la rectitud, son sinónimo de un mismo concepto. Implican ser conscientes de que todo lo que hagamos o digamos, pueden afectar directa e indirectamente a terceras y/o terceros. Estas son máximas que todos tenemos interiorizados en mayor o menor medida. Pero lamentablemente y por desgracia, no todos la conciben como un valor inalienable al ser humano. De ser así, viviríamos en una sociedad ideal, donde la benevolencia sería un bastión por excelencia del comportamiento y las acciones humanas.
La ausencia del sentido ético genera las peores atrocidades, de las que más de alguna vez hemos sido testigos. Las malas praxis profesionales, el abuso de poder, el abuso sexual, la corrupción, el anteponer intereses materiales por sobre una vida humana, el ejercer violencia y fuerza innecesaria sobre los más débiles, etc., etc. Qué distinto sería nuestro mundo si las personas lográsemos entender que nuestro noble y correcto actuar social no son sinónimo de debilidad, sino de consideración con todas las entidades.
El satanismo moderno se plantea como una filosofía ética centrada en el hombre, en sus necesidades más elementales., en la incansable búsqueda de satisfacción carnal, filosófica, intelectual y trascendental. Empero, bajo parámetros obsecuentes al respeto de los convenios sociales. Los neófitos, sin embargo, han tratado de tejer un manto de dudas, aduciendo que el satanismo es una religión sanguinaria, inmoral, malvada y asesina. Utilizando para ello un sinfín de epítetos negativos, pero sin fundamentos tangibles.
Un verdadero satanista es aquella persona que forja un carácter, individualista, centrada, osada, creativa, dinámica, emprendedora, luchadora, disruptiva y determinante. Pero jamás podríamos decir de un satanista que es alguien que carece de sentido ético en su diario vivir. Uno de tantos ejemplos es el mandato sexto de la Biblia Satánica, de Anton Szandor LaVey, que reza lo siguiente: “No tomes lo que no te pertenece a menos que sea una carga para la otra persona y esté clamando por ser liberada”.
La genialidad de LaVey le llevó a redactar un código de comportamiento ético-moral tan elevado que sobrepasa incluso las denominadas escrituras sagradas de la cristiandad. Steve Wells, autor del libro Drunk with blood [3], es tajante en su análisis crítico al dios judeocristiano de la la Biblia, a quien asemeja a un ser hambriento por la sangre de sus enemigos, y vengativo frente a quienes no hacen su “voluntad”. El listado de barbaridades que se relatan desde el Génesis hasta el Apocalipsis no debiese dejar a nadie indiferente.
Frente a todo el horror inmoral y antiético descrito por Wells, cabe preguntarnos: ¿Por qué el satanismo moderno logra establecer prominentes principios como son; el respeto, la benevolencia y la tolerancia? Si, supuestamente Satán es la “antítesis” de todos estos elementos. Una de las tantas respuestas concretas a esta interrogante viene del relato descrito en libro de Levíticos 16:18, 21 y 22, que dice:
18 »Aarón saldrá luego para hacer propiciación por el altar que está delante del señor. Tomará sangre del novillo y del macho cabrío, y la untará sobre cada uno de los cuernos del altar, 19 y con el dedo rociará con sangre el altar siete veces. Así lo santificará y lo purificará de las impurezas de los israelitas.
20 »Cuando Aarón haya terminado de hacer propiciación por el santuario, la Tienda de reunión y el altar, presentará el macho cabrío vivo, 21 y le impondrá las manos sobre la cabeza. Confesará entonces todas las iniquidades y transgresiones de los israelitas, cualesquiera que hayan sido sus pecados. Así el macho cabrío cargará con ellos, y será enviado al desierto por medio de un hombre designado para esto. 22 El hombre soltará en el desierto al macho cabrío, y este se llevará a tierra árida todas las iniquidades [4].
Los sanguinarios rituales de sacrificio animal, junto al abandono inhumano del chivo expiatorio en el desierto son una muestra tangible de la imperiosa necesidad que ha tenido el statu quo, a través de las épocas, por culpar a alguien/algo de sus “desgracias” y “faltas” contra la ética y la moral. Es más simple decir que el diablo motiva/tienta a asesinar, violar, robar, destruir, envidiar y hacer fechorías movidos por Su Sumo poder infernal de posesión, que asumir las culpas de sus repulsivos y cobardes actos antisociales.
Azazel, que en hebreo significa “la cabra de partida” es precisamente el arquetipo perfecto para hipócritas, psicópatas, sociópatas, fundamentalistas y fanáticos religiosos, que en su afán por no reconocer sus faltas a la ética y la moral cargan despiadadamente sobre los hombros de un tercero la responsabilidad que directamente les compete. Como elocuentemente expresará Anton Szandor LaVey en el Libro de Satán/Fuego, capítulo “La diatriba infernal” de la Biblia Satánica:
“El primer libro de la Biblia Satánica no es un intento de blasfemar, sino una declaración de lo que podría llamarse `indignación diabólica`. El Diablo ha sido atacado por los hombres de dios sin reservas ni miramientos.
Nunca ha habido una oportunidad, hablando ficticiamente, para que el Príncipe Oscuro hable de la misma manera que los voceros del señor del bien.
Los agitadores del pasado han gozado de libertad para definir “el bien” y el “mal” a su acomodo, y han relegado alegremente al olvido a cualquiera que no estuviese de acuerdo a sus mentiras (…)
Durante todos los siglos de insultos que ha recibido el Diablo, nunca ha contestado a sus detractores. Siempre ha quedado como el caballero, mientras los que él apoya gritan y deliran. Ha demostrado ser un modelo de conducta, pero ahora siente que es hora de replicar.
Ha decidido finalmente que es tiempo de recibir lo que corresponde” [5]
[1] Extracto: Declaración Satánica Nº 7, Autor: Anton Szandor LaVey (Declaraciones satánicas)
[2] El filósofo Thomas Hobbes emplea éste término para hacer referencia a que la naturaleza del ser humano lo impulsa a sostener una continua lucha contra su prójimo. A su vez, Hobbes extrae la frase de la obra dramática Asinaria, del comediógrafo Plauto, de origen latino, que vivió entre los años 250 y 180 a.E.C –Plauto sostenía lupus est homo homini que traducido del latín quiere decir: lobo es el hombre para el hombre.
[3] Drunk with blood / Borracho de sangre (2013): Es un libro, escrito por Steve Wells, en el que relata detalladamente cada uno de los genocidios, asesinatos y violaciones encargados por el dios judío a sus súbditos (personajes bíblicos) hacia otros pueblos, como muestras de lealtad. Estos pueden ser contrastados fácilmente, con ayuda de un ejemplar de La Biblia y el libro del autor. Se cuentan al menos unas 2.038.334 víctimas asesinadas por encargo del dios abrahámico, otro tanto por catástrofes naturales, diluvios, inundaciones, etc., versus un total de 10 víctimas, que se le atribuyen en el texto a Satán. Este libro se recomienda como lectura obligatoria para todo satanista.
[4] Biblia GateWay. Consulta Online, libro de Levíticos. 28/01/2023 https://www.biblegateway.com/passage/?search=Lev%C3%ADtico%2016&version=NVI
[5] LaVey, Szandor. 1966. La Biblia Satánica. Diatriba Infernal.