Suspensiones

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La excitación del fetiche trasciende a la imaginación. Nada puede resultar tan erótico como aquello que permanece oculto tras los sentidos y coartado para ser expresado verbalmente, de tal modo que, únicamente lo que cada uno pueda imaginar en su propio lenguaje será lo eróticamente significativo.

P. Borrego

Las suspensiones son la práctica por la cual se eleva a la persona a través de ataduras. Normalmente se utilizan cuerdas, pero también se pueden usar cadenas u otro tipo de instrumentos.

Es posible encontrar imágenes absolutamente artísticas de suspensiones. Y es que, efectivamente, son todo un arte. No obstante, las suspensiones no tienen por qué ser estéticas en sí. El objetivo de esta práctica es izar al sumiso atado y, así, tener un mayor juego para su dominación. Es decir, se pueden practicar suspensiones sin la necesidad de saber hacer bondage elaborado. De hecho, en el caso del iniciado, se recomienda que no espere que las primeras suspensiones a su sumiso salgan, ni por casualidad, similares a la de las fotos con la que, seguramente, se haya inspirado.

En este sentido, lo más importante es realizar bien esta práctica y centrarse en la seguridad. Ya habrá tiempo de perfeccionar y depurar la técnica. Y esto es fundamental, dado que las suspensiones pueden llegar a ser un edgeplay y, por consiguiente, entrañan su peligro. Así que lo más adecuado es que se aprenda directamente de alguien que sabe hacerlo.

El peligro principal que implican las suspensiones es que algunas posturas pueden causar asfixia al sumiso. Esto puede ocurrir porque algún nudo se deslice y presione el cuello del atado, o incluso que el agarre falle y la cuerda le provoque una luxación, la rotura de ligamentos, huesos o la tráquea. Asimismo, algunas posturas que elevan los brazos de un determinado modo, pueden también causar asfixia. Igualmente, las suspensiones boca abajo pueden provocar la muerte por derrame cerebral. La deshidratación suele ser habitual en la persona colgada. Las suspensiones, por consiguiente, no son para principiantes. Atar y colgar a alguien no es sencillo y hay que saber cómo hacerlo para no dañarlo.

Es importante que NUNCA se deje solo a un sumiso suspendido, que se hidrate a la persona atada continuamente y que siempre esté acompañada, para reaccionar rápidamente ante cualquier accidente. Al igual que con el bondage, tendremos a mano unas tijeras de punta roma, para poder cortar las cuerdas. No es aconsejable usar mordazas. Asimismo, es importante saber repartir el peso de la persona sometida al proceso.

La ventaja de la suspensión, frente al bondage simple, es que el sumiso, al estar colgado, está mucho más expuesto y su movilidad queda más reducida. Esto hace que la sensación de vulnerabilidad aumente.

Las posturas que pueden lograrse con las suspensiones permiten sesiones de spanking hardcore y otras prácticas que el bondage sin suspensión no permite.

La suspensión puede adoptar formas diversas. No tiene que se completa. Es decir, el sumiso no tiene por qué levitar por completo. De este modo, se puede empezar con suspensiones parciales en las que el sumiso pueda apoyar las piernas (de rodillas, por ejemplo) en una superficie estable y blanda. Si la suspensión es total, se puede colgar al sumiso boca abajo, en posición horizontal o en posición vertical. Siempre se debe realizar la suspensión sobre una superficie blanda, por si el sumiso cae.

Las suspensiones verticales parciales son unas de las más indicadas para empezar. Si se va a realizar algo casero no es aconsejable ir más allá de esto, ya que suponen menos riesgo y son relativamente sencillas de ejecutar. Asimismo, permiten la utilización de instrumentos de impacto con más seguridad que otro tipo de posiciones, en las que las partes a azotar no están tan expuestas. No obstante, si os cautiva esta práctica una vez probada, hay lugares donde aprender. Lo más adecuado es que, si se desea practicar suspensiones, se acuda a un local al uso. No obstante, en casa se pueden realizar apaños, siempre y cuando no nos vengamos arriba.

Una suspensión no puede durar mucho tiempo y mucho menos si el sumiso está boca abajo. Se debe de cambiar de posición al sumiso tras un tiempo suspendido. El tiempo dependerá del tipo de suspensión, de la cuerda, de la postura y del aguante del sumiso. Lo más conveniente es que el sumiso vaya trasmitiendo información en todo momento del proceso. Por ello, la comunicación es fundamental. De nuevo: no es aconsejable usar mordazas, puede resultar una total negligencia.

¿Duelen las suspensiones? Pues algunas sí y otras son muy cómodas. Un maestro en suspensiones puede urdir sesiones de altos niveles de tortura. Asimismo, las suspensiones se pueden adecuar para que el sumiso esté cómodo y pueda apoyarse sin que note apenas la presión de la inmovilización.

Los instrumentos básicos para las suspensiones son:

Muñequeras. Las cuerdas en las suspensiones, a diferencias del bondage, no van directamente en las muñecas o tobillos. Tampoco usaremos sogas o esposas. Para suspender al sumiso se utilizan unas muñequeras al uso. Jamás ataremos a un sumiso directamente con las cuerdas y lo colgaremos. Esto puede tener consecuencias nefastas, desde cortes de circulación, hasta lesión de las extremidades o luxaciones. Las cuerdas deben ser adecuadas para soportar el peso del sumiso y acomodarse a la postura que se desee recrear.

Mosquetones y anillos. Estos instrumentos deben estar diseñados para las suspensiones y hay que asegurarse de que no dañen la cuerda cuando se ejerza presión sobre ella al levantar al sumiso. Una alternativa son los mosquetones utilizados para la escalada. Nunca se deben usar mosquetones de llavero (sentido común).

Soporte giratorio. Este instrumento únicamente es necesario si la suspensión depende de un solo punto y es para suspensiones avanzadas. No se trata de un artefacto de principiantes.

Dispositivos de elevación. Estos instrumentos únicamente son necesarios si vamos a realizar alguna práctica elaborada. Se encuentran en locales al uso y pueden ser elevadores, grúas y similares.

Puntos de anclajes. Se trata de los sitios fijos, en las paredes y/o techo, en el que van a ir enganchadas las cuerdas. Es importante que estos aguanten el peso del sumiso, por lo que se recomienda que se coloquen en sitios como vigas o techos sin “falso techo”. Los pernos con ojos en acero van bien y se pueden colocar varios. En las paredes se pueden colocar también unos cuantos para repartir el peso o para poder enganchar ataduras de brazos o piernas.

¿Dónde se pueden colocar los puntos de anclaje, mosquetones y demás artilugios en una casa y que no parezca un picadero? Lo más práctico es elegir un lugar de la casa en el que siempre se realice la suspensión. Dado que no se va a tratar de algo elaborado y que el sumiso necesitará una superficie blanda debajo por si cae, lo más común es que esta zona sea el dormitorio y se use la cama como espacio seguro para posibles caídas. Se pueden fijar puntos de anclaje en las paredes y en el techo, y tener guardados los mosquetones, cuerdas muñequeras o los instrumentos que se vayan a usar para las sesiones. De este modo, la habitación elegida no parecerá un lupanar al uso, puesto que los puntos de anclaje son fáciles de ocultar como tal, colocando en ellos cualquier attrezzo decorativo, como un atrapa sueños o similar.

De nuevo, señalar que, si esta práctica se realiza en casa, debe ser sencilla y no intentar recrear nada elaborado. Para una sesión sofisticada de suspensiones se debe tener un lugar preparado para ello y conocer muy bien esta técnica.

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