Por, Frater Mefisto (Alex C.S.) desde la CDMX
Templo de Satán: satanistas y luciferinos de Chile
Es conocidísima la historia de Caín y Abel, los hijos de Eva y Adán en el paraíso terrenal. Por una razón que no explica la biblia, el dios judeocristiano ve con benevolencia el holocausto ofrecido por Abel y en su infinita soberbia, desprecia los frutos de la tierra cosechados por Caín.
Caín huye y se lleva con él a una de sus hermanas con quien da vida a la humanidad toda. En ese entendido, todos somos hijos de Caín.
El fruto de la Tierra no sólo nos brinda el sustento para la supervivencia. También nos brinda identidad nacional. En México los campesinos salen a las calles a manifestarse con la consigna de que “Sin Maíz No Hay País”, que es un movimiento en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano.
En México, la tenencia de la Tierra nos llevó a una Revolución y no son pocos los movimientos sociales que siguen vivos por su causa. La figura de Emiliano Zapata sigue viva en nuestra historia.
Lo mismo sucede en otros países, los campesinos –la base de la pirámide social- se unen en movimientos sociales importantísimos que derrocan gobiernos a sangre y fuego e incluso logran ascender al poder político. Campesinos como Evo Morales, surgido de los campos cocaleros han dirigido con una visión social el destino de sus países.
En esta oportunidad no hablaré sobre la política del campo, sino de la espiritualidad que conllevan como ofrendas.
En México, en la iglesia de San Juan Chamula, los pobladores de ascendencia maya ofrendan cientos de ramilletes de manzanilla, la planta aromática y medicinal por excelencia.
Los practicantes se arrodillan en el atrio, abren espacio en el suelo para poder colocar sus velas y poder hacer sus devociones.
La figura de la Santa Muerte, también es agasajada con productos de la tierra, particularmente tabaco, frutos y semillas.
Las ofrendas de Día de Muertos en México son -además de bellas- un verdadero agasajo de semillas: maíz, frijol, garbanzas, habas y frutos de toda índole.
El fruto de la Tierra, que es al final del día fruto del trabajo, es la mayor y mejor ofrenda que puede hacerse. Ese fruto de la Tierra y el trabajo rechazado por el dios de la biblia debe ser parte fundamental de nuestros altares como hijos de Caín y seguidores de la Iglesia de Satán.
Cualquier altar (sea cual sea la creencia personal… somos ecuménicos, no faltaba más) debe ser puesto y tratado con respeto. Las semillas, como símbolo de abundancia, fertilidad, fortuna y fecundidad traspasan cualquier creencia y religión.
Para efectos de este artículo, comparto las imágenes de JM (Lerajoss), de México a quien agradezco sus enseñanzas (y las velas) en este Camino.
Las semillas como símbolo de Vida y símbolo de la Tierra y su trabajo, deben de ser consideradas como un emblema del Satanismo Vivo.
En los elementos mínimos para el altar, las semillas pueden tener un lugar preponderante.
¿Qué semillas? Pues las propias de cada región: trigo, sorgo, arroz, maíz, frijol… o un experimento sencillo… ve al mercado o al lugar donde vendan semillas a granel, observa todos los tipos distintos de semillas y espera a que la voz en tu interior te vaya guiando.
Cuando tu mente “vea” la ofrenda y el equilibrio que debe llevar, la adquisición de las semillas deberá de ser algo relativamente sencillo.
Al final, lo verdaderamente importante es el respeto y el tiempo que dediquemos a organizar nuestro altar, siempre buscando la proporción, la armonía y la paz que nos brinde este acto.
El Satanismo como filosofía de Vida, es un acto de Dignidad y Rebeldía.
Dignidad ante un tirano que desprecia el trabajo del campo y sus frutos.
Rebeldía ante quien pide sumisión y obediencia.
Gloria y Honor a los trabajadores del campo, auténtica base de la pirámide social.
Gloria y Honor a los Hijos de Caín en su eterna búsqueda de la Erudición y el Entendimiento
Gloria y Honor al Adversario, que nos recibe con los brazos abiertos sin pedir obediencia a cambio.
Semillas para nuestros Altares como símbolos de Vida y Abundancia.
Velas para nuestros Altares como símbolo del Conocimiento.
In Nomine Dei Nostri
Satanas, Luciferi Excelsi.