Por: Antonio Carmona Reina
Hoy día ya no es necesario explicar, como sí lo era no hace tantos años, lo que es la festividad celta de Samhain, que marcaba el final de las cosechas y el inicio de un año nuevo.
Tampoco es necesario explicar que esta festividad fue prohibida por la iglesia católica y “tapada” como es costumbre de dicha iglesia colocando otra fiesta sobre ella.
Pero sí hay que aclarar que, aunque Halloween proviene de la festividad celta llevada a norte América por los irlandeses, Halloween y Samhain no son exactamente lo mismo.
El Halloween estadounidense es un carnaval inspirado en las creencias celtas, pero no deja de ser un carnaval. Y eso no es malo, al contrario, Halloween banaliza una de las herramientas más contundentes del cristianismo, el miedo.
Aquellos que antaño quemaron brujas, ven hoy impotentes a las niñas disfrazarse de ellas.
El velatorio perpetuo del día de todos los santos y su lúgubre recogimiento se ven sacudidos en su víspera por las risas, las fiestas y los disfraces de aquellos niños que hoy no temen decirse brujos, demonios o vampiros, y llaman a tu puerta reclamando un siniestro pago… Un dulce.
“Se están perdiendo los viejos valores” – reclaman algunos muy alarmados…
Pero lo que se está perdiendo es el miedo, de la mano de una fiesta que no ha sido impuesta con la espada, la antorcha y la Biblia. Una fiesta donde la discriminación, el sentido de culpabilidad, la humillación y la tortura inquisitorial caen derrotadas. Pues sí, ¡que se pierdan vuestros rancios valores!
Halloween contiene además, por si fuera poco, ese aura mágica del Samhain donde la barrera entre nuestro mundo y el espiritual se difumina, todo eso acompañado de la sensualidad de lo canal, y el satanismo es la religión de la carne.
Búscate un hermoso vampiro o una atractiva bruja, y celebra esta fiesta doblemente pagana.
Feliz Halloween, feliz inicio del año nuevo celta y feliz inicio del año nuevo satánico.
AVE SATÁN.