Texto engendrado de la semilla sembrada en mi redonda cabeza por el grupo Order of the Gash. Muchas gracias a todos. Espero parir más hijos vuestros como este.
Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu cuya influencia en los asuntos humanos ha sido siempre dominante. La actividad del Idiota no se limita a ningún campo especial de pensamiento o acción, sino que “satura y regula el todo”. Siempre tiene la última palabra; su decisión es inapelable. Establece las modas de la opinión y el gusto, dicta las limitaciones del lenguaje, fija las normas de la conducta.
DICCIONARIO DEL DIABLO, Ambrose Bierce
“Es por tu bien”, tal vez la locución más terrorífica que puede ser pronunciada tras el “tenemos que hablar”, cuando es proferida, esta última, por tu pareja o tu médico.
“Es por tu bien”, la expresión representante de la gran extirpación de la libertad. La encarnación verbal del preliminar de una amputación. En el momento en el que este enunciado adopta forma se materializa en la resolución de una mutilación anticipada y es entonces cuando sabemos que nos van a hacer verdadero daño. Se trata de una fórmula en alto grado aterradora, algo que su mera dicción te convierte en nada, te anula, te aniquila y te expone a la indefensión absoluta. Es el comienzo del exterminio de la independencia que culmina en la total destrucción de la autodeterminación.
Cuando se escucha el manifiesto “es por tu bien” se comprende que ahora estás en las manos del estúpido que así lo entiende. Aquel que cree saber aquello que es bueno o malo para ti. Ese que se superpone al dogma y que de toda verdad es poseedor. El que conoce lo justo y, por consiguiente, juzga. El que se trasforma, de este modo, en el soberano juez que, sin juicio, proclama su veredicto irrefutable. Incuestionable dictamen éste, ya que no hay argumentos efectivos en contra, debido a que toda evidencia que pueda ser objetada no tendrá cabida para esta suprema autoridad.
“Es por tu bien” no invita a la reflexión. No se trata de un consejo o recomendación para que se pueda recapacitar sobre una acción o conducta. No consiste en una invitación a la cavilación, ni al replanteamiento, sino que se traduce en un proceso sin vuelta atrás, en un litigio sin defensa y sin posibilidad alguna de indulto. “Es por tu bien” es una sanción absoluta que conduce a la usurpación de la libertad ajena.
“Es por tu bien” es la navaja de la autonomía, de lo que nos emancipa de lo socialmente aceptable y aceptado. Es lo que castra al otro y lo esteriliza de albedrío. La libertad no tiene cabida en el “es por tu bien” y tampoco lo tiene el salir indemne del mismo, ya que su mera manifestación significa la extirpación de la propia capacidad de elección.
Por nuestro bien no velan aquellos que nos aman, sino de aquellos que nos condenan y someten. No hay apoyo en ello, no hay indulgencia, no hay comprensión, ni empatía, ni lo pretende siquiera. Hay fanatismo, obcecación, intolerancia e intransigencia. Y, pronunciado desde el poder, supone el más espantoso de los dictámenes.