El Kink Cleaner

K Cleaner

O mátame o tómame como soy, porque seré condenado si alguna vez cambio

Marqués de Sade

Son cada vez más frecuentes los seguros de defunción que incluyen, dentro de sus servicios, eliminar las cuentas en las redes sociales del difunto. Este procedimiento ahorra al familiar y a los seres queridos estar pendientes de anular correos y perfiles virtuales que ya no van a ser utilizados, tarea tediosa que no solo supone un gasto de tiempo, sino que no resulta en absoluto agradable para el ejecutor.

Pero aquellos familiarizados con algún tipo de sexualidad alternativa, llevamos a estas aseguradoras décadas de ventaja. El kink cleaner supone, pues, un imprescindible para aquellos a los que les preocupe su imagen post mortem en general y para los que no hayan salido del armario ni lo pretendan incluso muertos, en particular.

Un kink cleaner es una persona de confianza, generalmente del mundo del BDSM (aunque se hace lo que se puede), que se encarga de que, en el desgraciado caso de producirse nuestra muerte, desaparición o un ingreso largo hospitalario, irrumpa en nuestros hogares, con el fin de deshacerse de todo aquel material comprometedor para nuestro nombre de cara a la familia, los amigos, la sociedad en general y, en definitiva, de cara a la posteridad.

Esta figura, de vital importancia en la vida de un mazmorrero, se encargará de hacer desaparecer todos nuestros instrumentos físicos y también virtuales (borrando historiales y demás discos duros de contenido dudosamente aceptable). Esto supone que la imagen y el recuerdo del difunto quede impoluto y sea tal y como a este le hubiera gustado ser recordado, y no como aquello que en vida trató de ocultar a toda costa. El kink cleaner, pues, permite preservar la imagen que fingiste dar en vida, y ocultar tu verdadera naturaleza.

Es conveniente que el kink cleaner sea conocedor de todos nuestros rincones caseros comprometidos, para que pueda deshacerse de todo material sin lugar a fallos y del modo más rápido posible. Asimismo, también debe estar informado del material digital del que disponemos y dónde encontrarlo.

Lo más adecuado es que tu kink cleaner haya visitado tu casa. Por lo general, ya que se suele tratar de un amigo, esto no es difícil. Asimismo, debe saber dónde acudir en caso de la necesidad de destruir pruebas. Esto es importante por seguridad para nosotros (no vaya a ser que no mire bien todo) y para la comodidad del kink cleaner, el cual irá directamente al grano sin tener que hacer un registro completo del hogar. Hay que considerar, además, que la posición del kink cleaner no es grata. Puede ser que sea una persona que la familia no conozca y, si se encuentra con ellos en la casa, identificarse como “la chica de Avon” no va a resultar convincente.

Lo más sencillo es que el kink cleaner disponga de una copia las llaves de casa. Eso ya depende de cada persona y de la relación que se tenga con el kink cleaner. Aunque habrá que considerar que, si no posee llaves de la vivienda, su entrada para despejar la misma va a ser difícil. De este modo, si no queremos confiar la llave de nuestro hogar al kink cleaner, vamos a tener que idear un plan alternativo para que pueda acceder a la vivienda. En estos casos, la única opción es proporcionar al kink cleaner una coartada basada en un motivo convincente para acceder a la casa y hurgar en las cosas del difunto. Por este motivo no está de más evaluar las dotes interpretativas de nuestro kink cleaner.

Recordad que tener un kink cleaner es importante, así como tener tu casa limpia y ordenada y la ropa interior también limpia y cambiada, en el caso de que se produzca un percance, tal y como enseñan las madres durante la niñez. Vaya a ser que nos ocurra una desgracia que propicie que alguien, ajeno a nosotros, tenga que acudir a nuestra vivienda o despojarnos de la ropa para, por ejemplo, reanimarnos. Porque, aunque hayamos muerto y seamos ateos, es importante considerar la remota posibilidad de que seamos conscientes en el mundo de los muertos y que tengamos que ser testigos del desgraciado y humillante hecho de que alguien, a quien no conocemos de nada y que, en ese momento, estará centrado en salvarnos la vida a toda costa, vea que tengamos la casa desordenada o la ropa interior sin cambiar. Asimismo, si la asistencia sanitaria acude justo antes de nuestra muerte, no queremos que nuestra última visión en nuestra vida sea la cara de decepción del sanitario entrando en una casa desordenada. No queremos esto. Es un pensamiento perturbador que puede llegar a ocurrir si no somos lo suficientemente precavidos. De ahí la importancia del kink cleaner. Si verdaderamente nos importa que nuestros seres queridos nos recuerden tal y como fingimos que somos, y no como somos realmente, no contar con esta figura es de alto riesgo. Así que es fundamental tener a un kink cleaner, si queremos morir sin preocupaciones.

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