Por Uno de los cáidos
A veces, cuando hablo con la gente de espiritualidad, me da la sensación de que no nos entendemos ni aún queriendo. A ver, siendo sincero esto no me ocurre a veces, me ocurre casi siempre. Hay en especial un tipo de, no sé como llamarlos, ¿gentuza?, que anda por ahí suelta por el mundo haciendo el agosto de las personas ignorantes de qué es realmente eso que llamamos espiritualidad, qué objetivo tiene y para qué cosas es posible desarrollarla y para cuales no.
Y aunque de entrada me sienta un poco -un poquito solo- inclinado a admirar el instinto depredador, ciertas cosas son de ser muy hijo de puta. Así que vamos a sentarnos como personas civilizadas a discutir un par de ideas.
Primera idea, y pienso en voz alta: la espiritualidad NO es una terapia. Esto quiere decir varias cosas. La primera es que todo lo que se venda como una terapia espiritual es, o bien un rathole donde te quieren tener atrapado, o bien una inmensa mierda de nada. Cuando digo que la espiritualidad no es una terapia, fundamentalmente quiero decir que la espiritualidad no está dirigida a curar los traumas emocionales o mentales de nuestra personalidad. En la New Age esto ha estado siempre muy de moda -una moda infinita, soporífera-, me refiero a este tipo
de “espiritualidad” (nótense las comillas) que consiste en encadenar fin de semana de taller con fin de semana de retiro, con fin de semana de subidón ayahuasquero buscando uno nunca llega a saber muy bien el qué, el orgasmo infinito de la resolución del inconsciente en un estado de pura luz, supongo.
Hay varias cosas aquí que están fundamentalmente mal y que se notan que son la consecuencia de no pararse a pensar en las cosas ni con cinco minutos de reflexión light. La idea de ponerse a resolver el inconsciente buscando el origen de los traumas es básicamente una idea suicida, porque el inconsciente natural no es sólo tuyo, sino de todo lo que existe. Si te pones a rebuscar ahí no vas a terminar en la eternidad. En la LHP, el inconsciente se equipara a Leviatán, una serpiente eterna, en cuyas fauces todo muere y todo surge de nuevo. Y para que conste, hasta donde yo sé, a día de hoy aún nadie sabe cómo piensa una serpiente, así que buena suerte si piensas salir cuerdo de esa.
Estas pretensiones pseudoespirituales y pseudocientíficas no van a parar nunca a ningún lugar. Están pensadas para que funcionen como una telaraña donde los incautos e ignorantes van a parar a terminar sus miserables vidas. Como dije antes, en el mundo hay mucho hijo de puta suelto, hacedme caso, que yo soy uno de ellos. La espiritualidad, en cambio, funciona como una construcción, y como toda construcción, necesita establecerse sobre unas bases sólidas. Un buen equilibrio vital, mental y emocional son las bases requeridas para desarrollar una espiritualidad. La espiritualidad busca construir un símbolo, una personalidad secundaria, simbólica, construida con los materiales noéticos del pensamiento, reunidos y reestructurados a través de la práctica. Este nacimiento simbólico es el inicio de una vida diferente, en muchas cosas más limitada que una vida profana, que supone un problema a mayores que no todo el mundo necesita y para el que no todo el mundo está preparado. Dejemos de romantizar un poco la espiritualidad también.
No todo el mundo necesita la complicación del compromiso profundo que implica desarrollar una práctica diaria que va a alterar los horarios cotidianos, ni todo el tiempo que implica estudiar a solas, leer sobre muchisimos campos, entre ellos psicologia y filosofía. Y, desde luego, no todo el mundo está preparado ni para nada necesita la creciente complicación existencial que esto va a traer: las noches en vela, a solas, insomne, observando el vacío existencial, luchando a solas con la eternidad.
La espiritualidad es desde luego una complicación vital, y esto ya debe prepararnos
para huir de las soluciones fáciles y rápidas que son directa y llanamente una mentira, específicamente diseñada para querer algo de ti.
Si tienes algún problema personal, emocional o mental que requiere solución, la espiritualidad no es el sitio para buscarla. Y tampoco lo son las pseudo-terapias pseudocientificas y pseudoespirituales. Sé responsable de ti mismo y busca ayuda profesional en la medicina, la psicología o la psiquiatría y entonces, quiza despues de un tiempo, si sigues queriendo caminar una senda espiritual, estés realmente preparado para ello.
Hala, buena suerte por los mundos de dios.