Por: Miguel AlgOl
La conexión entre el Sendero Siniestro y las relaciones eróticas de dominación-sumisión (BDSM) tiene una larga trayectoria, aunque no siempre se haya hecho explícita. Vista desde fuera de los respectivos círculos de practicantes, esta conexión se ha pretendido incluso mayor, porque ambos terrenos comparten para las mentes más mojigatas y biempensantes la misma aura oscura y prohibida de “pecado” y “perversión”.
El timorato pionero de la sexología clínica, Iwan Bloch, escandalizado por el Marqués de Sade, del que escribió una espuria biografía, consideraba que este autor “dio pruebas en sus novelas de ser un fanático satanista”. Y desde él no han sido pocos los que han reservado a Sade un párrafo especial en la historia del Satanismo, porque sus “blasfemias” sólo podían proceder de un asiduo a misa negra de ocho. Pero Sade se conecta con el Satanismo como movimiento desde una lectura muy moderna y posterior a él. Todo escritor o filósofo de ideas contrarias a una moral impuesta puede ser reivindicado hoy por los círculos satanistas, lo que no quiere decir que él expresara en claves siniestras e infernales su proyecto de rebelión. No es por lo tanto desde esta perspectiva impresionista y frecuentemente santurrona desde la que abordaremos el tema.