¿Qué puedo decir de esto que no sepa ya un Dom? Poca cosa. No obstante, para los iniciados, o para aquellos que estén interesados, se introduce este tema.
El edging, o control del orgasmo, consiste en evitar que tu sumisa alcance el orgasmo, sea sometida a las prácticas que sea. Esta práctica puede resultar desagradable para quien la experimente, o una fuente de placer, ya que alarga el período de excitación sexual. En el caso de los sumisos hembra, no tiene tanto efecto en lo que respecta a prolongación de la excitación, puesto que pueden orgasmar sin problema varias veces durante la sesión. No obstante, se usa como castigo. La negación del orgasmo se diferencia del control en que en esta primera práctica no vamos a permitir el orgasmo dentro de la sesión, a diferencia del mero control, en el que podemos controlar que no orgasme hasta que nos apetezca.
Para un Dom, poder controlar el orgasmo de su sumisa es, tal vez, una de las prácticas más potentes de dominación. El poder de tener la potestad sobre el placer del otro otorga al Dom la máxima soberanía sobre su sumiso (sea macho o hembra).
Los métodos para el control o negación del orgasmo son similares y pueden aplicarse de diversos modos, y cada Dom tiene su técnica. Vamos a ver algunas de las más habituales dentro de una sesión, porque esta práctica se puede alargar en un período de tiempo dentro de un calendario, de modo que, en la negación del orgasmo, le prohibamos a nuestra sumisa orgasmar en un determinado tiempo como castigo, pero este tema no nos ocupa. Vamos a centrarnos en los modos de hacerlo dentro de la sesión, con placer por medio, que es lo interesante, porque la prohibición en sí no tiene enigma alguno.
Previamente a comenzar con los diferentes métodos, comentar que, para que esta práctica sea totalmente efectiva, es fundamental conocer cómo funciona tu sumisa. Es decir, el Dom tiene que conocer qué tipo de estimulación provoca el orgasmo a su sumisa. Los sumisos hembra pueden orgasmar con una simple estimulación en los pechos, con una sesión de impacto o con cualquier otra práctica, sin la necesidad de contacto con los genitales. Hay quien orgasma siendo parte activa de sexo oral sobre su Señor. Por otro lado, hay sumisas que necesitan una estimulación genital concreta para orgasmar. En estos casos, controlar o negar el orgasmo va a ser más sencillo, como veremos a continuación.
Si no conoces cómo funciona tu sumisa, tómate tu tiempo en hacerlo. Puedes poner en práctica una dinámica de control de orgasmo, pero no te decepciones si no sale tal y como planeabas. Explorar el modo en que reacciona tu sumisa ante diferentes procedimientos puede ser divertido y formar parte de una dinámica de entrenamiento, si lo deseas.
Supongamos que ya conocemos a nuestra sumisa y sabemos que necesita estimulación genital para alcanzar el orgasmo. Como comentaba, la manera más sencilla de controlar su orgasmo es, directamente, no estimular los genitales. Fácil.
Hay instrumentos que puedes usar para ello, como los cinturones de castidad. Son eficaces en este tipo de sumisas, aunque no son estrictamente necesarios. Es más bien un fetiche o complemento que se puede adquirir.
Ya dependiendo de la dinámica que se quiera programar, podemos simplemente sesionar con nuestra sumisa prescindiendo de la estimulación genital con el juego que queramos. Sabemos que así no va a orgasmar.
Pero, si lo que queremos es torturar un poquito y llevar a la sumisa hacia la máxima excitación sin que orgasme, podemos estimular otras zonas que no sean las genitales. Si queremos ir un paso más, estimularemos los genitales, pero no permitiremos que alcance el orgasmo.
¿Cómo? Pues vamos a ver cómo proceder con estimulación genital directa. Podemos hacerlo manualmente, usando instrumentos o con penetración coital. Lo que haremos es estimular la zona hasta llegar al límite máximo de excitación.
Si tu sumisa orgasma con otro tipo de estimulación que no sea genital, el cinturón de castidad o no tocarle los bajos no nos va a servir para nada. ¿Qué hacemos? Pues lo mismo, realizar la práctica con la que sepamos que orgasma hasta el límite de la misma. Claro, ¿y cuál es el límite? Interesante pregunta, porque cada sumisa es diferente. Si la conoces extremadamente bien, el lenguaje no verbal te lo irá señalando. Pero este método es marranero y siempre puede fallar. Así que, lo más adecuado, a mi ver, es lo de siempre: la comunicación.
Así que le vamos a decir a la sumisa que avise. Cuando dé la señal, paramos un rato mediano/grande. No estimularemos nada, pero seguiremos con alguna práctica. Podemos estimular otra zona, usar mientras algo de impacto, ir atándola (si no estaba previamente amarrada) o someterla a que estimule ella a su Dom, o darle agüita fresquita o lo que queráis o se os ocurra. No es plan de esperar mucho, pero tampoco muy poco. Y vuelta a empezar.
Este sistema corta la excitación mucho más que el que se propone a continuación, que se trata de bajar el ritmo de la estimulación, pero hay que saber hacerlo de tal modo que no le provoque más excitación y, por consiguiente, el orgasmo. Lo más práctico es realizar otro tipo de movimiento y cambiar, a su vez, el punto de estímulo.
Es decir, si tu sumisa orgasma con la estimulación del clítoris, lo estimulamos hasta el punto de excitación máximo, frenamos y cambiamos la técnica y estimulamos otra zona genital que no sea esta. Cuando la excitación baje, podemos retomar.
En el caso de que tu sumisa orgasme con estimulación interna, pues lo mismo, pero dentro. Puedes introducir más o menos dedos, si lo estás haciendo manualmente, o cambiar de posición o movimiento, si estás con coito o usando algún instrumento.
En el caso de que orgasme con las dos cosas, se puede ir cambiando ritmo, intensidad y movimiento.
Si se usan instrumentos de vibración, para eso están las velocidades.
No obstante, la sumisa puede tomar parte activa en este proceso. La respiración, por ejemplo, es importante. Al igual que se aprende a respirar para controlar el dolor, la respiración se puede utilizar para controlar el orgasmo. Puedes enseñar a tu sumisa cómo hacerlo. Consiste en que, en el momento en el que sienta la inminencia de orgasmar, se pare la estimulación y respire lenta y profundamente, y aguante unos segundos hasta que esa inminencia se disipe.
Estos métodos comentados son básicos, y cada Dom tendrá sus técnicas particulares.