Por Dark Vadrag
Cuero y cadenas me abordaron por la espalda y rodeándome con sus gélidos brazos hizo sentir toda su presencia.
Una criatura sexual, insaciable y adorable.
Arañando mi pecho y mordiendo mi cuello me condujo a sus dominios, sujetándome del pelo me obligó a arrodillarme ante ella, ordenando lamer sus pies pálidos ricamente embellecidos por una negra y perfecta pedicura, unos aros de plata adornaban sus largos y delicados dedos que se humedecían a cada contacto con mi lengua.
Cansada de la adoración fetichista, me ordenó levantar la mirada y mientras introducía sus dedos en mi boca, su mirada exigió que me levantase y con un felino salto todo su cuerpo hizo suyo el mío.
Cabalgando como una diablesa, gimiendo y gritando de placer, su violáceo cabello revuelto y endemoniado me nublaba la visión, sus pezones perforados por dos afilados piercings laceraban mi pecho al ritmo violento de sus contracciones, en cada embestida mi cuerpo cedía, en cada penetración mi miembro estallaba y el roce con su cadavérica piel tatuada por cientos de hilos de mi sangre me extasiaba.
Finalmente, un aullido infernal salió de su garganta, eyaculé violentamente y clavándome una fiera mirada con sus ojos completamente en blanco, se desvaneció como la niebla.